GENTE QUE NO
Hace una década, llegaba el fin de año y el sorteo de la colimba se convertía en la más temida de las pesadillas juveniles. Ahora, el Servicio Militar Voluntario es un depositario de hombres que buscan escapar de trabajos “civiles” mal pagos. Eso sí: todos esperan que no haya ninguna guerra. Ni Mambrú.
Por Facundo Di Genova
Parece una eternidad, pero hace poco más de 10 años un número de sorteo podía cambiar tu vida para siempre. Y significaba que te toque o no el Servicio Militar Obligatorio. Fiesta o bajón, todo era una cuestión de suerte. Los sorteos de Lotería Nacional, que por azar determinaban la buena o mala fortuna de quienes tenían 18 años, las largas filas para realizar el control médico, la rígida (y hasta torturante) instrucción militar y el año muchas veces perdido de quienes eran sometidos por la fuerza del Estado a la vida castrense quedaron para la historia. Y dieron paso, luego de 94 años de coerción estatal, al Servicio Militar Voluntario, un sistema de libre elección que se implementó en 1995 y rige hasta hoy, en el cual hombres y mujeres de entre 18 y 24 años, aptos física y mentalmente, pueden prestar servicios en alguna de las tres Fuerzas Armadas a cambio de un sueldo y una obra social, hasta los 28 años. Ahora es algo así como un trabajo estable.
NOTA COMPLETA
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-1960-2005-11-17.html
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